Celebridades

Así convivió Orlando Bloom con niños refugiados de Ucrania

"Tengo la esperanza de que los niños que viven esta crisis nunca olviden el pequeño gesto de un extraño", dijo el actor, quien es embajador de Buena Voluntad de Unicef.

Orlando Bloom relató su viaje para reunirse con los refugiados de Ucrania, devastada por la guerra que enfrentan con Rusia. El actor se trasladó a Moldavia, en la frontera sur con Ucrania, donde vio de primera mano llegar a miles de personas conmocionadas y exhaustas por los largos viajes que emprendieron en busca de un lugar seguro para sus familias, lejos de los bombardeos.

"Vi familias que se fueron tan rápido que sus pertenencias se redujeron a solo la ropa que llevaban puesta. Vi a niños llevar sus ositos de peluche favoritos sin saber qué vendría después", escribió el actor en una columna para la revista "People".

Orlando tiene dos hijos; uno con Katy Perry y otro con Miranda Kerr, así que comprende a la perfección lo que significa para las madres tomar dura decisión de abandonarlo todo y "hacer todo lo necesario para proteger a sus hijos".

Contó que al paso fronterizo de Palanca, en el sureste de Moldavia, llegan más de mil personas todos los días. "Una madre con la que hablé había huido de Ucrania la noche anterior después de que la casa de su vecino fuera bombardeada. Estaba demasiado asustada para quedarse. Su hijo menor, de apenas dos años, descansaba sobre su hombro, aún visiblemente conmocionado, aún aterrorizado por los fuertes ruidos que había escuchado durante la carrera hacia la seguridad. "Por lo menos mis hijos no se van a asustar con las alarmas", me dijo. "O solo ver el mundo a través de una ventana. Lo arriesgamos todo por ellos".

Moldavia ha acogido a más de 330 mil refugiados en poco más de un mes, de ellos más de 130 mil son niños. Muchos continúan su viaje a otros países, la mayoría se queda en Moldavia en centros de refugiados administrados por el gobierno o con familias anfitrionas hasta que deciden qué hacer.

Cuando los refugiados llegan a Moldavia, su primera parada son los espacios seguros que creados por Unicef y organizaciones, donde ofrecen información sobre qué hacer y dan a los padres la oportunidad de descansar mientras cuidan a los niños y pueden jugar.

"Estaba en un centro Blue Dot cuando Igor, un hombre que encarna la generosidad del pueblo moldavo, llegó con bolsas llenas de juguetes. Los niños venían corriendo en todas direcciones. Es solo una de las muchas personas que abrieron sus hogares a los refugiados. Más de dos tercios de los refugiados que llegan a Moldavia se alojan con familias de acogida".

"De vuelta a casa ahora, no puedo dejar de pensar en todas las familias que conocí y todo lo que dejaron atrás. No solo sus hogares, sino también sus escuelas, amigos, familiares y casi todo lo que poseen. Pienso en mis propios hijos y en cómo sería para ellos sufrir el dolor y la pena de perder sus hogares y todo lo que han conocido en un instante sin sentido", finalizó.

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