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Así es la impresionante corona de San Eduardo que será adaptada a Carlos III para su coronación

La corona, que Isabel II solo llevó el día de su coronación, fue retirada de la Torre de Londres y trasladada a un lugar secreto para que se le hagan los ajustes necesarios a fin de que encaje en la cabeza de Carlos el día 6 de mayo en la ceremonia de investidura como rey.

Rey Carlos III Así es la impresionante corona que usará el rey Carlos el día de su coronación - Créditos: Internet Rey Carlos III Así es la impresionante corona que usará el rey Carlos el día de su coronación - Créditos: Internet

La histórica corona de San Eduardo será la gran protagonista de la ceremonia de coronación del rey Carlos III el 6 de mayo de 2023, ya que es la más antigua que posee la monarquía británica y es considerada la pieza principal de las joyas de la corona.

Isabel II fue coronada reina con esa misma pieza y es probable que en ese entonces como ahora tuviera que ser modificada para que quedara perfecta en su cabeza. Este domingo, el Palacio de Kensington dio a conocer que la corona fue retirada de la Torre de Londres, donde se custodia el resto de los objetos reales, para comenzar con los ajustes que se le realizarán a fin de que esté lista para la coronación del rey Carlos III.

Será Mark Appleby, joyero de la corona británica desde 2017, quien trabaje durante los próximos meses en la histórica corona para asegurarse de que todo en ella está perfecto para el 6 de mayo de 2023.

Según la tradición, el rey será coronado con la corona de San Eduardo durante el servicio de coronación en la abadía de Westminster. El Rey también usará la Corona del Estado Imperial durante el servicio.

La Corona de San Eduardo fue hecha para Carlos II en 1661, como reemplazo de la corona medieval que se había fundido en 1649. Se pensaba que la pieza original fue mandada a construir por Eduardo el Confesor, el último rey anglosajón de Inglaterra.

La Corona

Aunque no es una réplica exacta, la corona de San Eduardo conserva el diseño original: está adornada con cuatro flores de lis y cruces pattée con dos arcos rematados por una última y vistosa cruz.

La estructura es de oro macizo de 22 quilates engastada con 444 piedras preciosas y semipreciosas entre las que hay 345 aguamarinas de talla rosa, 37 topacios blancos, 27 turmalinas, 12 rubíes, siete amatistas, seis zafiros, un granate y una espinela.

Además, está rematada con un casquillo de terciopelo de color púrpura decorado en la parte inferior con una banda de armiño. El portal de finanzas SavingSpot la valoró hace unos años en 4.5 millones de dólares.

La corona fue construida por el orfebre Robert Vyner y es un auténtico símbolo nacional aunque es algo incómoda de llevar debido a que pesa 2.23  kilos para una estructura de 30 centímetros de altura.

Debido a que es una de las coronas más pesadas del mundo, se realizó una versión más ligera para la coronación de la reina Victoria en 1838, la corona del Estado imperial, y esa misma fue con la que se coronó Eduardo VII aunque a él, en realidad, le hubiera gustado llevar la de San Eduardo, solo que el día de su coronación se estaba aún recuperando de una operación de apendicitis y optó por llevar la otra.

Desde el día de su coronación, el 2 de junio de 1953, Isabel II no la volvió a lucir aunque posó junto a ella en 2018 para el documental de la BBC “The Coronation” y reveló que era muy peligroso usarla, pues no pueden mirar hacia abajo “porque te roperías el cuello y la corona se caería”.

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