Aunque superó el coronavirus y retomó su agenda de compromisos institucionales, la salud de la Reina Isabel aún tiene consternado al mundo entero. A sus 95 años y con los últimos 70 años de reinados a sus espaldas, la monarca tiene pocas fuerzas para hacer una de sus actividades favoritas: sacar a pasear a sus perros por los extensos terrenos del Castillo de Windsor.
De acuerdo el diario "The Sun", la fragilidad de su estado de salud es algo verdaderamente grave si se tiene en cuenta la pasión que siente Isabel II por sus corgis. Sus perros aún juegan un papel fundamental en la vida de palacio, pero la reina ya "no está lo suficientemente bien como para sacarlos de paseo".
Algo que la familia real considera "una pena", ya que "esa era una de las actividades que mejor conseguían reconfortarla, especialmente en tiempos de estrés o de crisis". Sin embargo, su delicado estado de salud y la artritis que padece desde hace tiempo le impiden realizar esta actividad con la normalidad que acostrumbraba.
A pesar de que su pasión por los corgis no ha disminuido, esta actividad la dejó de hacer con el optimismo que lo hacía cuando su esposo, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, empeoró y después falleció. Desde entonces, la reina solo pasea a sus perros de manera esporádica
Pasión por los corgis
Su pasión por esta raza viene desde que sus padres le regalaron su primer cachorro cuando cumplió 18 años. De hecho, tanto quiso a su primera amiga canina que en 1947, cuando apenas era una princesa y se casó, se la llevó a su luna de miel. Desde entonces, Isabel ha tenido 30 perros diferentes.
Actualmente, la monarca tiene tres caninos: Fergus, un cruce de corgi y dachshund; Muick, un corgi puro; y Lissy, un cruce de corgi y perro salchicha. Una pequeña familia canina a la que la monarca le tiene mucho aprecio, tanto que ha protagonizado varias portadas de revistas británicas con ellos.
