
Pete Doherty acaba de publicar su libro de memorias, "A Likely Lad", basado en más de 60 horas de conversaciones entre el músico británico y el periodista Simon Spence.
Aunque la intención de Doherty, quien fue cofundador de The Libertines, era conseguir una lectura "edificante y divertida", la historia no deja de ser sombría.
Luego de fundar The Libertines con Carl Barât, su adicción a las drogas empezó a pasarle factura a Doherty y armó un escándalo cuando sus compañeros se fueron a Japón sin él: se metió y robó la casa de Carl y, luego, fue sentenciado a prisión por unos meses.
La reconciliación entre ambos llegaría más adelante.
Adicciones y Kate Moss
Según cuenta en estas memorias, Doherty se volcó en sus adicciones a la heroína y el crack, su segunda banda, Babyshambles, y una relación con la modelo Kate Moss.
En un extracto del libro compartido por "The Guardian", Doherty dice: "Muchos de los primeros encuentros míos y de Kate fueron bastante clandestinos. Nos reuníamos en extraños cuartos traseros de restaurantes en Londres". En su primera semana juntos, contó, le pidió que se subiera con él a un autobús y dejara su limusina. "Nos disfrazamos, nos pusimos pelucas y nos subimos al autobús por Londres. Solíamos reírnos un poco, de verdad. También nos hicimos tatuajes a juego esa primera semana".
Añadió: "Quería que demostrara su amor, así que le dije, tienes que hacerte un tatuaje con mis iniciales, tienes que ser marcado, era más una cuestión de inseguridad de mi parte".

Ambos conocieron a sus respectivas familias y parecía que todo iba bien. "Pensé que podíamos intentarlo como pareja y joder todo lo demás, ese era mi enfoque, pero ella era más como, no, tienes que limpiarte y luego todo estará bien. Esa fue la batalla constante durante los siguientes dos años y medio, realmente, las drogas y su obsesión con los tabloides y su imagen. Lo más importante de Kate era 'no tomarla por una zorra'. Era su expresión favorita".
Sin embargo, al final ella ya no pudo más. Perdió contratos millonarios luego de aparecer en un diario aparentemente esnifando cocaína y le echó la culpa de filtrar las fotos. Intentaron más adelante continuar, pero Doherty apretó un botón de pánico en la casa de Kate y la policía apareció.
Hubo un último incidente. Contó Doherty: "Kate profanó esta Gibson de los años 30 que tenía, la destrozó. Luego cubrió este osito de peluche mío, llamado Pandy, con gasolina y le prendió fuego, no tiene gracia. Solía ??llevarlo conmigo por Londres".
Sin embargo, eso es lo de menos en un libro de historias truculentas.




