Celebridades

La tiara de diamantes que la reina Isabel nunca usó por su historia de tragedia

¿Casualidad? A la emblemática diadema se le ha relacionado con el trágico desenlace de las princesas y reinas que la han portado.

Las coronas reales son las protagonistas de las joyas de la corona británica. Durante muchos años la monarquía ha acumulado una importante cantidad de piezas que han trascendido de generación en generación y tanto la reina Isabel como otras princesas las han llevado en distintos actos oficiales.

Las piezas son frecuentemente lucidas por las integrantes de la familia real, pero algunas otras se dejaron de usar y permencen guardadas y ocasionalmente se sacan a exhibición por las historias y relatos de tragedia con las que las relacionan, entre ellas la Tiara Hesse.  A simple vista, se trata de una más de las joyas de la familia real: es una diadema de diamantes con motivos vegetales y hojas de fresa, pero a esta pieza se le ha relacionado con acontecimientos trágicos desde que fue diseñada por el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria.

La impresionante joya la mandó fabricar como obsequio para su hija, la princesa Alicia, con motivo de su boda con el príncipe Luis de Hesse en 1861, sin embargo, no pudo ver a su hija lucirla, pues falleció repentinamente de tifus antes de que la boda se llevara a cabo, La muerte del príncipe Alberto ensombreció el enlace matrimonial al punto de que la celebración se redujo considerablemente, al punto de considerarse la boda real "más triste" y con la reina Victoria de riguroso luto.

De acuerdo con la historiadora Kate Williams, el príncipe Ernesto se quedó con la tiara, tras la muerte de su madre, la princesa Alicia. Al poco tiempo, él y su esposa "tuvieron bastante mala suerte, ya que su hija murió de fiebre tifoidea y otro hijo nació muerto", relató en el documental "Secrets of Royal Jewellert".

Las tragedias siguieron

La princesa se la llevó consigo cuando se trasladó a Alemania con su marido, pero poco después sufrió la pérdida de tres de sus hijos y murió de difteria al cumplir los 35 años. Además, su hijo mayor, Federico, que padecía hemofilia, había muerto cinco años antes al chocar contra una ventana; sus otras dos hijas, Ella y Alix, quienes se convirtieron en la gran duquesa Isabel de Rusia y la emperatriz Alejandra de Rusia, respectivamente, fueron ejecutadas durante la Revolución Rusa.

La pieza de joyería se convirtió en una reliquia familiar y después pasó a manos de la princesa Victoria Melita de Edimburgo y Sajonia-Coburgo-Gotha, que se había casado con el gran duque Ernesto, el único hijo varón de la princesa Alicia.

Luego de unos años,  el matrimonio se terminó y en 1905, Ernesto le obsequió la tiara a su segunda esposa, Leonor de Hesse, en 1905. Su hijo mayor, Jorge Donato de Hesse, heredero de la casa ducal y quien introduce la tiara en la Casa Real británica al casarse con la princesa Cecilia de Grecia, la hermana mayor del duque de Edimburgo.

Cecilia llevó la tiara en la coronación de Jorge VI celebrada en 1937, poco antes de que la "maldición" volviera a manifestarse en la portadora de la tiara y su familia. "En 1937, cuando el príncipe Felipe aún era un niño, hubo un accidente de avión y todos a bordo murieron". Cecilia, sus dos hijos pequeños y la madre de Jorge, la gran duquesa Leonor de Hesse-Darmstadt, así como sus niñeras, enfermeras y los pilotos fallecieron cuando se dirigían a la boda del hermano de Jorge, Luis de Hesse.

Cecilia dio a luz de forma prematura durante el vuelo, lo que ocasionó que se intentara un aterrizaje forzoso, sin embargo, el avión se estrelló sin que sobreviviera ninguno de los pasajeros ni la tripulación. Después, la tiara fue encontrada intacta entre los restos del fuselaje.

Luis de Hesse se convirtió en duque y heredó todo el patrimonio de la familia, incluída la emblemática diadema. Su esposa Margaret von Hessen und bei Rhein nunca se dejó fotografiar con ella puesta, pero sí la usó. Curiosamente, la pareja real no tuvo hijos y Luis llegó a su fin la rama masculina de la familia Hesse, así como su estirpe.

La reina Isabel II iba a usarla el día de su boda, pero al final decidió utilizar la tiara fringe, que pasó de generación en generación con sus 47 barras de diamantes.  La tiara se ha expuesto al público en varias ocasiones, pero nadie la ha lucido desde entonces dada la historia de tragedia que la envuelve.

Video recomendado: Rey Carlos III y Camilla Parker Bowles: Así fue su llegada al Palacio de Buckingham 

 

Tags

Lo Último

Más Noticias