Mediante redes sociales oficiales de la Casa Real Británica, a las 12:30 de este jueves 08 de septiembre se confirmó la muerte de la reina Isabel II en su residencia de Balmoral a los 96 años, después de un reinado de 70 años y hace unos minutos Liz Tuss, la primera ministra del Reino Unido anunció así la llegada al trono del Rey Carlos III.
En punto de las 12:08 hora México Liz Truss salió por la puerta de Castillo de Buckingham para dar unas palabras tras la muerte de la Reina Isabel II, en donde lamento su muerte: “Es un día de gran pérdida, ha dejado un gran legado en nuestro país. La Corona ha pasado a un nuevo monarca, su majestad el Rey Carlos"
Asimismo, detalló que la Reina Isabel II fue una inspiración personal para ella y miles de británicos.
“Su devoción al deber es un ejemplo para todos nosotros”, detalló
Con nostalgia Liz Truss habló de la estabilidad que la Reina Isabel dio a la Gran Bretaña por 70 años y aseguró que su espíritu permanecerá tras su marcha muerte: “Fue amada y admirada por todo su pueblo, es un ejemplo para todos”
"Estamos todos devastados. La Reina Isabel era la roca sobre la que la monarquía británica se construyó", continuó.
Asimismo, Liz Truss detalló que seguirá con la labor de contribuir a la corona inglesa de la mano del ahora Rey Carlos como su madre, la reina Isabel II lo habría deseado y como el protocolo lo indica.
“Ha tocado la vida de muchos, en los días que vienen, hoy pasa la corona a el príncipe Carlos, estoy aquí para apoyarle, en la gran responsabilidad que ahora tiene”, sostuvo.
Por último, Liz Truss anunció la llegada de una nueva era: “Y con el paso de la segunda era isabelina, marcamos el comienzo de una nueva era en la magnífica historia de nuestro gran país, exactamente como Su Majestad hubiera deseado, al decir las palabras “Dios salve al Rey”.
Cabe señalar que el ahora Rey Carlos III dijo en un comunicado que el fallecimiento de la reina Isabel es el momento más triste de su vida, para él y para la familia real.
Tras llegar al trono en 1952, la reina Isabel protagonizó el reinado más extenso de la historia británica, marcado por su fuerte sentido del deber y su determinación por dedicar su vida al trono y a su pueblo.