
Dentro del mundo energético, se dice que hay muchas cosas que nos roban nuestra energía, dejándonos sin ganas de querer realizar cosas y produciendo agotamiento tanto físico como mental, donde incluso puede producir dolores de cabeza y similares.
Por ello es que continuamente se recomienda el uso de determinados objetos, como cuarzos, aceites esenciales, inciensos y otros artículos para protegerse y limpiarse de las malas energías, para así conservar las mejores. De igual manera, hay situaciones o cosas que te pueden robar tu buena energía, las que debes evitar. Para ello, aquí te las mencionamos.
Tip: Evita estas 5 cosas para no perder energía
Estos son unos de los más grandes ladrones energéticos, y podrás identificarlos ya que son quienes se acercan a ti para solo compartir emociones y pensamientos negativos. Si bien hay ocasiones en los que debes apoyar a alguien, sabrás que te roba energía porque tras hablar con esa persona te sientes agotado o sin fuerzas.
El desorden es algo que impide conserves tu energía, además de ser un acumulador del mal Chi según las tradiciones del Feng Shui. Por ello es que te recomendamos que te deshagas de lo que no usas y que organices tus espacios. Recuerda que muchas veces las habitaciones son un reflejo de cómo está nuestra mente, ¿quieres tener una mente desordenada?
Este sentimiento muchas veces es de los más difíciles de soltar, ya que continuamente hay algo que nos recuerda el daño que nos hicieron. Sin embargo, lo cierto es que absorbe nuestras energías y nos recarga de negatividad. Así, la invitación es a practicar el perdón, que no quiere decir que olvides las cosas, sino que puedes vivir pese a eso que te hicieron.
Eludir tus responsabilidades y tener deudas pendientes es un gran drenador de energías, ya que estás evitando tus responsabilidades y no tienes la paz y tranquilidad que se necesita para tener buenos descansos. Por ello es que debes evitar contraer deudas o, de lo contrario, se responsable con los pagos.
Cuando no estamos en flujo con el avance del tiempo, nos quedamos estancados y no permitimos que la energía continúe fluyendo, mucho menos cuando nos quejamos de esos cambios. Por ello es que hay que ser flexible siempre ante lo que pueda ocurrir, así como al avance de las cosas, estando dispuesto siempre a aprender a hacer las cosas de manera distinta.