
Desde que Kate Middleton se unió a la familia real en 2011, son pocas las ocasiones en las que se ha visto envuelta en controversias. Sin embargo, apenas unos meses después de su boda de ensueño con el príncipe William en 2012, la entonces duquesa de Cambridge protagonizó uno de los escándalos más grandes que ha enfrentado la familia real británica.
En 2012, Kate y el primogénito de Lady Di y el rey Carlos III fueron de vacaciones al sur de Francia en un castillo apartado, propiedad del vizconde David Linley, sobrino de la reina Isabel. La esposa de William decidió tomar el sol en topless, mientras se fumaba un cigarrillo, sin embargo, un silencioso paparazzo capturó el momento, que se suponía era completamente privado, y luego vendió las fotos al medio francés Closer, que publicó las imágenes.
Las fotografías dieron la vuelta al mundo y obligó a que la familia real británica recurriera a la justicia para que se sancionara al medio de comunicación y a los fotógrafos que claramente invadieron la privacidad de los royals británicos.

Tras una larga batalla en tribunales, la justicia falló a favor de los afectados y tanto la revista como los paparazzi que hicieron las fotos tuvieron que pagar una cuantiosa indemnización a Kate Middleton y el príncipe William por la difusión de las imágenes, que causaron todo tipo de reacciones en todo el mundo.
El comentario que desató la furia de Carlos
El escándalo fue tan grande que no solo los fans de la realeza se enteraron, incluso políticos y empresarios también opinaron al respecto. Entre ellos Donald Trump, cuya desafortunada opinión expresada a través de un tuit desató la furia de los integrantes de la familia real.
“Kate Middleton es genial, pero no debería tomar el sol desnuda, solo ella tiene la culpa”, tuiteó Trump en ese momento. “¿Quién no tomaría la foto de Kate y ganaría mucho dinero si ella toma el sol desnuda? ¡Vamos Kate!”, tuiteó en ese entonces el ahora expresidente de Estados Unidos.
Según extractos de la próxima biografía "The King: The Life of Charles III" de Christopher Andersen obtenidos por Newsweek, el comentario que puso en sus redes sociales resultó en lo que un mayordomo de Clarence House denominó "torrentes de blasfemias" tanto del príncipe Carlos como de su hijos, William y Harry.

"Años más tarde, en 2019, Carlos, entonces príncipe de Gales, supuestamente estaba “decepcionado” cuando Trump se refirió a él en un tuit como el “Príncipe de las ballenas”, escrito como el mamífero marino en lugar del país (por el juego de palabras en inglés).
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