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Kate Middleton y el príncipe William asistieron a Windsor Guildhall, tres días después del funeral de la reina Isabel II, para hablar con el personal y los voluntarios que ayudaron a organizar y ejecutar el servicio de entierro en la Capilla de San Jorge en Winsdor el lunes.
El príncipe de Gales confesó a los asistentes que por momentos la tristeza lo invade por la pérdida de su abuela, quien fue la monarca que más años de servicio prestó al Reino Unido. Y además se sintió "ahogado" cuando vio los tributos del oso Paddington para su abuela, pero encontró consuelo en el apoyo que les brindaron todas las personas a la familia real.
Este fue el primer compromiso oficial que realizan los príncipes de Gales en Windsor desde el funeral de Estado el lunes pasado. "Siempre es muy reconfortante que a tanta gente le importe. Lo hace mucho mejor", dijo a los voluntarios.
También agradecieron al grupo por apoyar a las grandes multitudes que se reunieron en Windsor para conmemorar a la reina y observar la procesión de su ataúd por el Long Walk hasta el castillo antes del servicio.
Luto real
El príncipe William y Kate Middleton atendieron este acto vestidos completamente de negro mientras continúan observando el período de luto real que dura hasta el lunes. Los royals fueron recibidos por una pequeña multitud de simpatizantes a su llegada fuera del salón.
Aunque no se esperaba que la familia real atendiera ningún compromiso oficial durante el periodo de luto, los deberes reales se reanudaron ayer para William con un discurso pregrabado en la cumbre del Premio Earthshot en Nueva York. El príncipe debía asistir, pero canceló su viaje tras la muerte de la reina.
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El Palacio de Buckingham informó que se llevará a cabo algunos actos durante el luto real para agradecer a quienes participaron en las actividades que se llevaron a cabo tras la muerte de la reina Isabel II, así como para reconocer el servicio al rey y al país de aquellos en el extranjero.
William y Kate no fueron los únicos miembros de la realeza que regresan al trabajo; también lo hizo la princesa Ana, quien acudió a la Base Naval de Portsmouth, donde estrechó la mano del personal de la Marina Real que participó en la procesión. Este es su primer compromiso desde que asistió al funeral de su madre el lunes.