Jennifer Lopez se convirtió en tema de conversación, luego de formar una familia con Ben Affleck conformada por los hijos que tuvieron con sus parejas anteriores. Ahora la "Diva del Bronx" está centrada en construir lazos familiares fuertes y evitar los patrones negativos que ella vivió en su infancia y adolescencia con su madre Guadalupe Ramírez.
A la “Diva del Bronx” se le ha visto compartir momentos especiales con tanto con sus hijos Emme y Max como con los de Ben Affleck, Violet, Seraphina y Samuel, a quienes les brinda su apoyo incondicional, algo que seguramente habría querido tener por parte de su mamá.
Y es que Jennifer López siempre tuvo claro que quería destacar en el mundo del entretenimiento, ya sea como bailarina, cantante o actriz, pero en su tiempo, ese gran sueño parecía inalcanzable para una chica latina del Bronx, pero su mamá quería que fuera a la universidad y se convirtiera en una profesionista.
Lupe, como la llaman sus seres queridos, llegó a Estados Unidos desde Puerto Rico junto a su esposo y sus tres hijas: se instalaron en el barrio del Bronx y siempre lucharon por obtener una mejor calidad de vida. En palabras de JLo, desde muy joven trabajó en todo lo que encontraba a su paso para salir adelante, por su situación familiar: "Yo sé lo que es levantarse desde muy temprano, tomar el autobús para ir a trabajar y volver a casa de noche".
Debido a lo que vivieron como latinos al llegar a Estados Unidos, la mamá de Jennifer López educó a sus hijas bajo estrictas reglas e incluso golpes.
Del amor-odio a la reconciliación
Guadalupe Rodríguez era maestra de escuela y la presionaba para que acudiera a la universidad, donde llegó a matricularse tras graduarse en el instituto, pero duró solo un semestre, pues la cantante de "If you had my love" reveló que nunca fue una buena estudiante porque no le gustaba la escuela; prefería dedicarse al baile, una de sus más grandes pasiones.
En su documental "Halftime", la actriz confesó que acabó mudándose a Manhattan para estudiar música cuando la situación en su hogar se volvió insostenible porque las dos discutían constantemente debido a la fuerte personalidad de su madre y su tendencia a resolver los problemas a golpes.
Lupe quería que su hija continuara con sus estudio y se convirtiera en una profesionista exitosa, así que cuando se distraía de sus deberes escolares por bailar, recibía como castigo fuertes golpes y regaños.
"Ella hizo todo lo necesario para sobrevivir, y gracias a ello se volvió más fuerte, pero también la hizo más dura. Podía propinarte una paliza así como así. Mi mamá siempre me dejó claro que, si quería seguir viendo bajo su techo, tenía que continuar con mis estudios. Una noche tuvimos una pelea más fuerte de lo normal y me marché", contó.
Guadalupe Ramírez, por su parte, ha reconocido que no fue la madre perfecta porque siempre fijó expectativas muy altas para sus hijas justificando sus acciones pensando únicamente en lo mejor para ellas.
"No quería ser demasiado crítica. Solo quería demostrarles que podían mejorar. Jennifer fue la que más difícil me lo puso, si soy totalmente sincera. Discutíamos mucho", explicó.
A pesar de todo, Jennifer López aseguró que logró alcanzar el éxito y se mantuvo fuerte ante todas las dificultades que enfrentó gracias al carácter que heredó de ella. Esta fue la relación de amor y odio entre la protagonista de "Estafadoras de Wall Street" y su mamá.
Con el paso de los años, ambas mantienen una relación cordial. El último mensaje que le dedicó el Día de las Madres a la señora Guadalupe fue de gran amor y mucha gratitud por todo lo aprendió en la vida: "Mamá, muchas gracias por ser tan paciente conmigo, por hacerme creer siempre que podía hacer cualquier cosa que quisiera hacer. Esa semilla que plantaste me hizo quien soy hoy. Eso fuiste todo tú", se lee en Instagram.
