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La Astrología es una pseudociencia que asegura que los diferentes signos zodiacales, planetas y puntos matemáticos en el cielo tienen una estrecha relación con la personalidad de cada ser humano, siendo la Carta Astral el instrumento adecuado para tener esta información. El Ascendente es uno de esos puntos que más importancia tienen en este documento.
Este postulado le atribuye rasgos de personalidad a los planetas y luminarias más grandes del Sistema Solar. Por ejemplo, el Sol corresponde a la identidad, Venus a nuestra manera de amar y la Luna tiene que ver con las emociones. A lo anterior se le suman las características de los signos del Zodiaco, que hablan de una cualidad de vida.
Carta Astral: ¿Qué es el Ascendente y qué dice sobre nuestra personalidad?
El Ascendente no es un planeta, pero es clave para nuestra personalidad. Es el signo del Zodiaco que asciende por el horizonte en el momento exacto de nuestro nacimiento y es punto clave de nuestra Carta Natal, porque es el inicio de ella.
Tiene que ver con la energía que debemos incorporar a nuestra vida, por eso es reconocida y a la vez estimulada por nuestro entorno, para que podamos integrarla y que a través de experiencias nos vayamos haciendo más conscientes de estas características.
También se vincula al Ascendente con la imagen física, cuyas características se asocian al signo en el que se encuentra y su regente, y a las circunstancias de la madre y el parto. Si bien el Ascendente no es un planeta, sino un punto matemático, es una energía sumamente dinámica, porque es lo primero que los otros ven de nosotros. Por ejemplo, un ascendente Aries probablemente se encuentre en situaciones donde debe ser valiente y tomar acción.
Integrar el Ascendente, junto con otros componentes de la Carta, forma parte de lo que Carl Gustav Jung definió como el proceso de individuación. Se trata de hacer consciente lo inconsciente para vivir una vida conectada a nuestros deseos y decisiones, y dejar de creernos víctimas de las circunstancias o del "destino".
Otra situación que puede ocurrir es que creemos una imagen, transformando así nuestro Ascendente en una máscara, disociando nuestro espíritu y alma, perdiendo la conexión con nuestro ser auténtico.