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El rey Carlos III será investido como nuevo monarca del Reino Unido en una ceremonia en la Abadía de Westminster el sábado 6 de mayo de 2023. La ceremonia conservará algunos elementos históricos de coronaciones pasadas pero también reconocerá el espíritu de los nuevos tiempos.
Las joyas de la Corona británica, cuidadosamente custodiadas en la Torre de Londres, saldrán del famoso monumento para ser usadas durante la coronación del rey Carlos III y son símbolos de poder y espiritualidad.
La Corona del Estado Imperial fue encargada para la coronación del rey Jorge VI en 1937. Isabel II la llevó después de su proclamación como reina. La fallecida monarca también la usó en otros momentos, como en las aperturas formales del Parlamento. La corona pesa más de un kilo, mide 31,5 centímetros de altura y tiene dos mil 868 diamantes, 17 zafiros, 11 esmeraldas, 269 perlas y cuatro rubíes.
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La Corona de San Eduardo
Confeccionada para la coronación de Carlos II, la Corona de San Eduardo es la más importante y sagrada de las coronas. Esta pieza de orfebrería solo se utiliza para la ceremonia de coronación.
La pieza está hecha de oro macizo engastada con gemas como rubíes, amatistas o zafiros, y dotada con una cubierta de armiño y pesa más de dos kilos. Es un símbolo de poder real. Montada sobre un marco en oro y adornada en su interior con un birrete de terciopelo púrpura, la corona imperial está decorada con dos mil 868 diamantes y numerosas piedras preciosas, incluidos 17 zafiros, 11 esmeraldas y 269 perlas.
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Símbolo de la monarquía
La corona representa el poder divino del soberano. El rey Carlos III la usará tras su salida de la Abadía de Westminster justo después de su coronación.
La corona fue fabricada en 1937 por el joyero de la corona Garrad & Co para el Rey Jorge VI y retoma el modelo de la que llevaba la reina Victoria, creada en 1838, con una base en pelo de armiño. Entre sus numerosas gemas destaca, en la parte delantera, un gigantesco diamante de 317 kilates, conocido como Cullinan II o "segunda estrella de África".
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Entre sus numerosas gemas destaca, en la parte delantera, un gigantesco diamante de 317 kilates, conocido como Cullinan II o "segunda estrella de África". La pieza de 31.5 centímetros de altura la usaba Isabel II durante el discurso que pronunciaba en la ceremonia de apertura de la sesión parlamentaria.
Según el Royal Collection Trust, organismo que supervisa las colecciones de la familia real británica, el término de "corona imperial de Estado" se remonta al siglo XV, cuando los monarcas ingleses eligieron una concepción de corona cerrada por arcos para demostrar que Inglaterra no estaba sometida a ninguna otra potencia del planeta.